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LA MUJER QUE SALTABA MONTAÑAS

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A veces nos puede parecer, como ocurre con algunos deportes, que las subidas profesionales a altos picos solo están organizadas por y para hombres. En cierto sentido es verdad, los hombres tienen más fuerza física, y por pura constitución física y, salvo excepciones, suelen ser más fuertes y aguantar condiciones adversas más duras.

 

Esto no quita que en la historia del alpinismo haya habido mujeres que también han formado parte de numerosas subidas. Hoy en día, aunque siguen siendo los hombres los que suben mayoritariamente, cada vez más mujeres participan de las ascensiones.

 

El pasado febrero, se cumplían 75 años del nacimiento de Wanda Rutkiewicz, la primera mujer en el mundo en subir los dos picos más altos, el Everest y el K2. Dicen que sus campamentos y equipos estaban formados prácticamente por mujeres en su totalidad. Parecía que ningún ochomil se le resistía, llevaba ya ocho, y se disponía a subir el noveno, el Kanchenjunga. El 12 de mayo de 1992, se encontraba a escasos metros de la cima. El mexicano Carlos Carsolio subía con ella. Él sí llegó a la cima, y al descender encontró a Wanda, a quien se le había hecho tarde y pretendía quedarse a pasar la noche en un agujero en la nieve. A los 10 días no había aparecido aún, por lo que se le dio por muerta. Se dice que fue la mejor mujer alpinista del siglo XX, y si quieren comprobarlo solo hace falta ver su vida.

 

 

Foto de portada: Barbara Rusowicz (1992) Wszystko o Wandzie Rutkiewicz, Varsovia: Comer & Ekolog, pp. 194. Con licencia de uso, sin ningún tipo de Copyright.

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